Los alumnos de los cursos impares comenzarán este año con la aplicación de la LOMLOE (Ley Orgánica de Modificación de la LOE, no de la LOMCE), pero más allá de lo relativo a la ordenación y funcionamiento de los centros educativos, este artículo debe servir para ver cómo se traduce la LOMLOE en la práctica docente. El conocimiento de la legislación nos ayudará a sustentar nuestras decisiones en el aula.
Os resumo la nueva estructura curricular (no aplicable a la FP):
En primer lugar, los objetivos son aquellos logros que queremos que el alumnado haya alcanzado al final de cada etapa educativa (nada que ver con los de área o didácticos anteriores). Para la consecución de estos objetivos, debemos trabajar unas competencias clave (la nueva ley añade la competencia plurilingüe), las cuales se concretan en descriptores operativos. Las competencias clave junto a sus descriptores operativos completarán un perfil de salida al término de la enseñanza básica.
Los contenidos pasan a llamarse saberes básicos, que integran conocimientos, destrezas y actitudes y ayudarán a los alumnos a adquirir unas competencias específicas (saber hacer) dentro de cada asignatura y por etapas. A la hora de implementar actividades en el aula, el docente diseñará situaciones de aprendizaje, donde los alumnos pondrán en práctica tanto los saberes básicos como las competencias (clave y específicas) a la hora de resolver un reto. Estos saberes básicos deben servir para alcanzar los objetivos que nos habíamos propuesto en un principio.
Con respecto a la metodología, se hace hincapié en que los alumnos se vean involucrados en el proceso de enseñanza-aprendizaje, mediante metodologías que fomenten el trabajo autónomo y grupal, significativo y reflexivo.
Sin embargo, el cambio de más impacto es el relativo a la atención a la diversidad, donde se promueve un aula inclusiva (que no es lo mismo que integradora), mediante estrategias alineadas con el diseño universal de aprendizaje (DUA), de cara a promover una equidad en el aula donde todo el alumnado pueda aprender a su ritmo, con sus dificultades y ventajas, hasta alcanzar el máximo rendimiento individual y colectivo.
¿Y cómo evaluamos todo esto? Usaremos los criterios de evaluación (se eliminan los estándares de aprendizaje), los cuales están asignados a cada competencia específica.
El dominio de lo que os he resumido aquí será el que nos haga aplicar la legislación de la forma más beneficiosa para nuestro alumnado y que más y mejor se alinee con nuestra filosofía pedagógica.